La unión aduanera como el medio ideal para la integración y desarrollo de los países andinos frente al contexto internacional

Abstract

Nuestra región Andina, desde los comienzos de su vida Republicana, ha dado muestras de un búsqueda de unión, de alianza, de hermandad. Podemos decir que el embrión de la integración andina fue plantado por Simón Bolívar. Lo plantó, pero desafortunadamente ese embrión no se desarrolló ni ha crecido como debería haberlo hecho por diversas razones, a pesar de contar con el terreno propicio para que su desarrollo se dé. La voluntad integracionista indudablemente está presente en cada uno de los países miembros de la hoy denominada Comunidad Andina de Naciones. De la misma forma el terreno, como se dijo antes, existe y es propicio, rico, pródigo y generoso, conformado por nuestra identidad histórica, cultural, nuestro idioma, nuestra raza, nuestra cercanía y fertilidad común territorial y, en fin, una serie de elementos que determinan más características comunes que diferencias entre nuestros pueblos, haciéndonos intrínsecamente una sola realidad. Eso constituye el terreno fértil para el engendro de Bolívar. La falla ha estado en el crecimiento del árbol de la integración, que para empezar a germinar y a dar los frutos tan ansiados, necesita el debido cuidado, necesita de la determinación del elemento orgánico preciso que hará que crezca y dé sus frutos. Ha sido esa la semilla que ha motivado esta investigación; la determinación del sistema adecuado, propicio, preciso, para que la unión de países andinos, que ha existido desde siempre, empiece a dar sus frutos y deje de lado esa especie de etapa de congelación que por muchos años ha mantenido vivo al germen, pero suspensos a los frutos.