Análisis de contenidos y del lenguaje audiovisual de las revistas televisivas día a día y la televisión durante marzo del 2002

Abstract

Desde tiempos remotos, el hombre ha anhelado conocer lo que sucede en distintos sitios de su entorno, de su ciudad, de su país y del mundo entero. Movido por la curiosidad y por el afán de comunicarse con otros individuos de su especie ha realizado a lo largo de la historia grandes descubrimientos. Quizá ninguno tan magnífico como la televisión, aquella caja mágica capaz de transportarnos en segundos a mundos diversos y situaciones inimaginables. Y es que desde aquel día de 1930, en que la Cadena BBC de Londres logró la primera transmisión televisiva con una carrera de Derby, la humanidad entera ha experimentado un giro de trescientos sesenta grados en todos sus ámbitos. De la misma manera, los programas de la televisión mundial y ecuatoriana han variado progresivamente en cuanto a tecnología, contenidos, estilo de los actores, narrativa, manejo audiovisual, tratamiento de la información, entre otros elementos que han hecho de la televisión el medio de comunicación más dinámico a pesar de ser uno de los más complejos y fundamentales. Es así como surgen diversos géneros televisivos. Unos encaminados a informar, otros a entretener y muy pocos a educar. A lo largo de los años, el desarrollo de la televisión, a través de la digitalización, revoluciona más que la imagen, el concepto mismo de hacer y ver televisión. Sin embargo, las nuevas tecnologías existentes no son suficientes para una verdadera innovación de la comunicación social. Antes que ellas está la responsabilidad del comunicador: satisfacer las necesidades de la audiencia. Lamentablemente, el carácter de empíricos de aquellos que se hacen llamar 'profesionales de la comunicación1 y la condición empresarial de tipo capitalista y elitista de la televisión ecuatoriana no permiten que la función de comunicar sea más democrática y refleje las necesidades de las grandes mayorías del país. Mucho se ha hablado en torno a la influencia negativa de la televisión a través de mensajes que atentan contra la moral y la dignidad del ser humano, pero más allá de eso es indudable que la televisión bien orientada sin importar la diversidad de géneros que ésta supone- puede constituirse en uno de los medios que más contribuye al conocimiento, a la educación formal, a la comprensión de pueblos, gentes y culturas. El futuro de la humanidad dependerá en gran medida del conocimiento y dominio que ejerza el hombre sobre el poder hipnotizador e influenciador de la imagen.